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Un amplio pliegue, un largo tejido_Galería Javier Silva, Valladolid


Escuchamos a través de nuestros pies y piel. Escuchamos a través de nuestro cráneo, abdomen y tórax. Escuchamos a través de nuestros músculos, nervios y tendones. Nuestro cuerpo-caja, bien tensado, está cubierto de la cabeza a los pies por un tímpano. Vivimos tanto en ruidos y gritos, en ondas sonoras, como en espacios, el organismo se erige, se ancla en el espacio, un amplio pliegue, un largo tejido, una caja medio llena y medio vacía que les hace eco.

Michel Serres, Los cinco sentidos

Superada la dicotomía cartesiana mente – cuerpo, podemos afirmar que toda nuestra experiencia en y con el entorno pasa por nuestro cuerpo, “está en el mundo como el corazón en el organismo: mantiene continuamente en vida el espectáculo visible, lo anima y lo alimenta interiormente, forma con él un sistema” (Merleau-Ponty, 1945, p.219). Es la expresión y el vehículo a través del cual se manifiesta el ser, hasta lo más recóndito, se transforma y se hace visible a través de apariencias, formas y representaciones. En la Fenomenología de la Percepción, Merleau-Ponty examina al cuerpo como expresión, como gesto, señalando que la naturaleza del lenguaje es ante todo gestual y corpórea. Nos podríamos permitir, entonces, entender también a la obra de arte como una operación del lenguaje, como algo que es construido desde y con el cuerpo, “es en este sentido que nuestro cuerpo es comparable a la obra de arte. Es un nudo de significaciones vivientes, y no una ley de un cierto número de términos covariantes” (Merleau-Ponty, 1945, p.167).

Virginia Herrera y Cristina Mejías en Un amplio pliegue, un largo tejido exploran a través de piezas escultóricas, dibujos y vídeos el complejo vínculo, anteriormente aludido, entre cuerpo y lenguaje, entre signo y materia.

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